Quizá porque es la cuna del insigne músico Federico Chopin cuyas piezas para piano me transmiten esa calma.
Otro tipo de calma, la de los muertos, transmiten películas que se centran en el hoy desaparecido gueto judío pero que en los años cuarenta del siglo pasado fue escenario de lo peor del ser humano. Una de las más recientes e interesantes quizá sea "El pianista", dirigida en 2002 por Román Polanski y magníficamente interpretada por Adrien Brody. De Polanski volveremos a hablar en los próximos días, pues, si bien nació en París, se crió en Cracovia.
Por lo demás, cumplimos nuestra promesa y volvimos al parque Lazienki. Delicioso. Es una especie de Retiro pero lleno de palacios, básicamente del siglo XVIII y una especie de pagodas o templetes de estilo chino.
El que ayer llamábamos de las esculturas, efectivamente está lleno de ellas. Muy agradable.
Continuando nuestro recorrido, llegamos al pabellón blanco, uno de esos coquetos lugares que se construían los reyes para su solaz. En sus diversas estancias abundan los muebles, las pinturas, esculturas, así como elementos relacionados con China.
Como la noche anterior, alcanzamos el llamado Palacio de la Isla. Igualmente agradable.
Después de encontrar "casualmente " una sombreada terraza, donde nos refrescamos convenientemente porque ya es la hora, continuamos nuestro paseo matutino hasta llegar a la mencionada zona china para deleitarnos con un pequeño jardín.
Y culminamos en el lugar donde todos los domingos se organizan conciertos, mañana y tarde, en torno a Federico Chopin, cuya estatua preside el lugar.
Ya es la hora de comer y, por increíble que parezca, encontramos un tercer restaurante español. No lo dudamos. Ya hemos dicho que con las cosas de comer no se juega.
Y como hemos decidido tomárnoslo con calma, hoy nos retiraremos pronto para madrugar mañana y encaminarnos hacia Cracovia.
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