sábado, 17 de septiembre de 2016

DE LA MAÑANA A LA NOCHE, GRAN BUDAPEST

Es viernes 16 de septiembre. Ya amanece en Budapest. Como nos recogimos temprano anoche, nos despertamos a tiempo de contemplar este amanecer, cuando todavía no aprieta el calor.


No es mala manera de empezar el día, que será el último nuestro aquí (de momento). 
No olvidamos que estamos en una ciudad muy cinematográfica. Aquí nacieron, por ejemplo, Michael Curtiz (Mihaly Kertesz), el insigne director de "Casablanca", con Humphrey Bogart e Ingrid Bergman, y Charles Vidor, el no menos insigne responsable de "Gilda", con Glenn Ford y Rita Hayworth.
Volvemos a tomar el mismo tranvía de ayer y esta vez conseguimos que el funicular nos suba a la zona del castillo de Buda.


El frescor del amanecer ha pasado a mejor vida, pero la vista que disfrutamos desde aquí no tiene precio. Paseamos, vemos museos, palacios, incluido el del presidente de la república de Hungría, y callejeamos por el barrio, hasta llegar a la imponente Iglesia de Matías.


¡Pero qué iglesias tan bonitas hay por esta parte del mundo! También espectacular en todos los sentidos. En el recorrido interior nos topamos con la primera referencia a una mujer sin lugar a dudas idolatrada por los húngaros de su época: la sin par Sissí, nacida en Baviera y convertida en emperatriz por mor de su matrimonio con el emperador Francisco José, pero cuya intervención en un conflicto a favor de los húngaros le granjeó su cariño. Y cómo no recordar las películas protagonizadas por Romy Schneider en los años 50.


Continuamos nuestro recorrido por el Bastión de los Pescadores, singular fortificación, hasta que ya exhaustos y acalorados, decidimos tomar  un taxi que nos devuelva a la base de la montaña y nos conduzca a la zona de los embarcaderos, otra vez en Pest, donde nuestros amigos tomarán un barco para dar un paseo por el Danubio esta tarde, mientras nosotros asistimos a un concierto en la Iglesia de Matías.
Compran sus tickets justo al lado de una sombreada terraza a la vera del río, que nos servirá de punto de descanso antes de ir a comer a un restaurante español que hemos localizado (hacía mucho).


Aquí tenemos que decir (sin cobrar un euro) que el Pata Negra Buda es el mejor restaurante español en el extranjero que conocemos (y conocemos unos cuantos). Con una extensa carta en la que todo lo que pedimos, no sólo estaba buenísimo, sino que nos sabía exactamente como en España, lo cual no nos ha ocurrido en casi ninguno. A saber: varias raciones de pan con tomate y jamón, gambas al ajillo, patatas bravas, costillas, chipirones a la plancha, y todo ello regado con  un vino Peñascal rosado frío (¡a 9 € la botella!). Comimos opíparamente por un precio más que razonable. Y no hablaban una palabra de español.


Tomamos el tranvía para volver al centro y luego el metro para llegar hasta la plaza de los héroes, junto a la cual se encuentran también, dentro de un gran parque, el otro clásico balneario de Budapest, el Széchenyi, y el castillo de Vajdahunyad.


Lamentablemente, no podemos recrearnos lo que nos gustaría porque unos tienen que embarcar y otros asistir al concierto mencionado. Así que retornamos al metro, y cada cual a su tema.


Cuando nos reencontramos en el hotel, unos relatamos nuestra increíble experiencia de concierto en el incomparable marco de la iglesia ya citada, a base de Mozart, Albinoni, Bach, etc., y los otros su espectacular recorrido fluvial en la noche.


Valga esta imagen como despedida de esta estupenda ciudad que es Budapest. No es de extrañar que Tomas Alfredson la eligiera para rodar, hace cinco años, "El topo", magnífica adaptación de la novela de John Le Carré, interpretada por Gary Oldman.

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